jueves, 16 de febrero de 2012

Tres imágenes decimonónicas de Zacatecas

Del plano de la ciudad de Zacatecas existen, por lo menos, una triada de imágenes: «Vista general de las ruinas de La Quemada», «Vista de la mina de Veta Grande» e «Interior de Zacatecas» de Carl Nebel [Alemania; 1805-1845], autor –a su vez- de las «perturbadoras imágenes de la invasión estadounidense de 1847» -según acota Florescano-. Los cuadros, fluctuantes entre los 23,1x35,7cms., pertenecen a las 50 planchas litográficas del Voyage pittoresque et dans la partie archéologique la plus interessante du Mexique…, que, a su vez, comprenden perfiles de tipos, actividades y trajes mexicanos; vistas de ciudades, paisajes rurales, monumentos arqueológicos y detalles botánicos, junto a breves textos explicativos. Los originales proceden del París de 1836; trabajados en colaboración con los mejores talleres e impresores del tiempo como Lemercier, Cuvillier, Bernard, Dandiran, Miehle, Courtin, Lasalle, Villanueve, Lehenert [et al] y, en muchos casos, coloreados a mano.
Las litografías, que datan de la primera mitad del siglo XIX, se encuentran en un plano discursivo de desenlaces artísticos; su realización fue tomando de base una serie de dibujos, planos y notas que el autor efectuara en su paso viajero por el país para luego, en París o Bruselas o New York, trabajarlas, dándole el fin que ahora notamos. La idea práctica con que germinaron las imágenes fue la de mostrar un México atrayente para los forasteros; una tierra «exótica», pacífica, mágica, ligera, mítica. Y, sin embargo, idéntico a las descripciones dieciochescas, también son reveladoras porque nos dejan cotejar estampas, lagunas y/o variabilidades de los ayeres con el hoy.Las tres litografías son representaciones de escenas o «cuadros de costumbres». Esta expresión, al adquirir el perfeccionamiento de su técnica y las retóricas, se acercó a otras manifestaciones como la literatura, para conjuntarse en las páginas de novelas, diarios, libros preciados o formas afines –alega Pérez Salas-. Para el caso de las aquí nombradas, es claro que cada una cuenta una particular historia, pues los retratos constituyen sólidas narrativas de concisos momentos que nos promueven distintos estadios o llevan a preguntarnos.
En «Vista general de las ruinas de La Quemada» con el cielo nublado y el tono verdoso del campo descubrimos alzándose montículos grises formando una ciudadela que parece continuar atrás, en lo alto del cerro. Un suelo duro en el que debajo aparecen unos arrieros luchando por calmar a la bestia que cruzará el riachuelo y otro mulero que sigue su camino cargado. Fugitivos brillos otoñales brincan para darle vigor a la historia, una romántica que se disfruta apacible.
La «Vista de la mina de Veta Grande» continúa en el mismo sentido, con la salvedad de que es una lámina laberíntica. Cúpulas de iglesias, techos de casas distintas, magueyes requemados, itinerarios severos, encimas montañosas que suben y bajan; otro río, uno formado por la naturaleza y el hombre que recorrieron siluetas plateadas, llenas de una fortuna que se fue.
En el «Interior de Zacatecas» la mirada se nos va sorprendida de no encontrar el mercado «González Ortega», de los rosados detalles en los frentes habitacionales, de no distinguir la espantosa cruz sobre el Cerro de la Bufa, de la revelación de tres estructuras escultóricas que ya no están, de calles que suben, crecen y polvorosas dan vida a personas a pie en la vendimia. Al fondo, frente a lo que hoy es Plaza de armas se distingue lo que pudo ser el Obelisco al príncipe, hijo de Fernando V –del cual Fernández Galán ha escrito-.
La tercia de obras son recordatorios de caminatas que no sólo Nebel transitó. Son lugares que hemos paseado y que forman parte del diccionario visual del oriundo de esta tierra adentro e, insisto, recreativas nos otorgan placer y conocimiento de la historia local.

Fuentes:
- Carl Nebel, Viaje pintoresco y arqueológico de la parte más interesante de la república mexicana, en los años transcurridos desde 1829 hasta 1934, México, Manuel Porrúa, 1963.
- Carmen Fernández Galán Montemayor, Obelico para el ocaso de un príncipe , México, Texere-Uaz, 2001.
- Claudia Magaña, Panorámica de la ciudad de Zacatecas y sus barrios durante la época virreinal, México, Gob. Edo. Zac., 1998.
- Enrique Florescano, Imágenes de la patria a través de los siglos, México, Taurus, 2005.
- Lara Mancuso, Cofradías Mineras: religiosidad popular en México y Brasil, siglo XVIII, México, ColMex, 2007.

martes, 14 de febrero de 2012

Dos imágenes dieciochescas de Zacatecas

[«Descripción de la muy noble y leal ciudad de Zacatecas» de Bernardo Portugal, 1795 ]

Del plano de la ciudad de Zacatecas existen, por lo menos, dos imágenes que gozan de cierto reconocimiento general. Una es la «Descripción de la muy noble y muy leal ciudad de Zacatecas» de Joaquín de Sotomayor [Joach de Soto Mayor F], fechada en 1732. Otra es la «Descripción de la muy noble y leal ciudad de Zacatecas» de Bernardo Portugal de 1795 [AGN, ramo Intendencias, vol. 65, f. 13], tiempo que coincide con el remate de la construcción de la capilla-santuario del Patrocinio, en el Cerro de la Bufa. De la última se encuentra una reproducción a gran escala en el recibidor de Banorte de/en la avenida Hidalgo. Ambas imágenes se muestran interesantes porque descubrimos la destreza educada en el dibujo y una vista que compara el crecimiento-evolución demográfico del lugar. Es, por demás, obvio que falta acotar a las percepciones, a los sentidos críticos, a la intención estética y a la indudable materialidad artística que no son ocasión de estas líneas.

[«Descripción de la muy noble y muy leal ciudad de Zacatecas» de Joaquín de Sotomayor,1732]

Las descripciones, que provienen del siglo XVIII, van por cuestiones de trazado y delineo. Su finalidad preferente no pasa por la lúdica, en todo caso las líneas desprenden intenciones –digamos- ya geológicas o de posicionamiento geográfico, ya con tintes academicistas o de informe de actas. Son escuetas e informativas; permiten comparar presencias, ausencias y/o cambios, con los ayeres el hoy.

Fotografías que se vuelven portadas

  Gabriel Casas, Día del libro , Barcelona, 1932 Fotografías que se vuelven portadas brevísima historia de un retrato   Edgar A. G. En...