lunes, 8 de febrero de 2016

12 NMS por Iván Noé Martínez Ponce

[Fuente de la imagen Ahora semanal]


12 Nuevas reglas para pensar la Constitución como pretexto
Los Nuevos Movimientos Sociales expuestos por Iván Noé Martínez Ponce

 Edgar A. G. Encina


Artículo publicado en el semanario cultural Crítica. Fondo y forma.


 Iván Noé Martínez Ponce (Chihuahua; 1975) es doctor en Sociedad y Cultura Contemporánea por la Universidad de Alicante y docente en la Unidad Académica de Derecho de la uaz, en la que también realizó estudios. Su curriículum profesional, además de ubicarle como colaborador-asesor en Procuraduría General de Justicia del Estado y como antiguo Cronista adjunto en la Capital del Estado, entre otras cosas rastreables en la red, ha publicado artículos, impartido cátedra y colaborado con instituciones educativas y de procuración de justicia en México y España.
         Esta ocasión, para la serie: «Individuos que en su andar hacen nuestra ciudad», sólo he sugerido un tema y, para responder, plantea doce nuevas reglas que, de a poco, nos apabullan con certeros argumentos. «Constitución y constitucionalismo» y lo que Martínez Ponce hace es adjetivarlo, subponerlo debajo de un pensamiento individual que pondera el bien común. ¿Será este el re-neo-liberalismo que se explica los desafíos y daños y futuros, o sólo la voz levantada por un hombre que sabe leer y escribir? Estamos frente a la perspectiva crítica de un hombre que es crítico y proponente, para muestra las siguientes líneas, lector.

Cero. Los preliminares.
Es necesario, antes de hablar de la Constitución, realizar procesos reflexivos que permitan entender nuevas reglas para pensarla. En este sentido, existe en sociología un teorema básico: «Cuando las personas definen una situación como real, esta será real en sus consecuencias». Así, me interesa proponer, en los siguientes de diez párrafos, argumentos de los que se pudieran desprender, por el lector, reflexiones en torno a la emergencia de entender a la Constitución y demás ordenamientos jurídicos, como construcciones que han de ser definiciones de la realidad.
La realidad social no sólo es resultado de una construcción humana, además los sujetos se transforman en actores y buscan la recomposición de su mundo de vida. En esta oportunidad, es de interés escribir sobre el papel de los Nuevos Movimientos Sociales (nms) en el contexto de la globalización, entendiendo estos como puntos de partida para iniciar a pensar: ¿Constitución para qué y desde dónde?

Uno. El escenario.
Asistimos a un resquebrajamiento de las instituciones en cuanto dejan de ser factores de identificación de los individuos. Las instituciones, públicas o privadas, se encuentran en crisis; aún más, el Estado-nación y su soberanía están siendo modificados por la globalización, generada por las acciones de las grandes empresas mundiales que desembocan en un proyecto totalizador que, a su vez, tiene como resultado heterogeneidad social y cultural. Esa heterogeneidad está caracterizada por el anonimato y, según Touraine, por la desinstitucionalización y desocialización. Es decir, frente al sueño Kelseniano de transición hacia el Estado-mundial (globalización) los sujetos dejan de tener confianza en las instituciones públicas perdiendo el sentido de pertenencia en el mundo de lo que clásicamente se entendía por sociedad.

Dos. Dessocialización
Las instituciones se alejan de las necesidades de los sujetos centrándose, primordialmente, en el control de la información-comunicación como medio para optimizar sus beneficios económicos. Aún más, las instituciones despersonalizan y dessocializan a los sujetos, que dejan de definirse en relación con la sociedad pudiendo encontrar definición por ellos mismos. Estamos frente al rompimiento de la sociedad civil con la sociedad política, donde se desprendería la necesidad de una patente institucional para intervenir en los asunto del Estado.

Tres. Desestructuración.
Se puede afirmar que la visión del sujeto, como ser social y agente económico racional, se enfrenta a la desinstitucionalización de la sociedad que buscan reconstruir a partir de elementos que, aunque desestructurados, constituyan pequeños retales que formaban, en el pasado, una experiencia integrada y que, en el presente, generan sentimientos de angustia e inseguridad. Esta pérdida se manifiesta en la disminución de la autonomía del sujeto para la elaboración de su mundo de vida, mundo que oscila entre una realidad impuesta por las instituciones político-administrativas y la necesidad de un sentido subjetivo de calidad de vida.

Cuatro. Re/construcción
En este escenario, nos encontramos ante la emergente necesidad de impulsar nuevas formas de organización y participación social que busquen la construcción de nuevas instituciones y la conformación de canales de participación que permitan hablar del mundo y ser parte de él. Ello implica un necesario replanteamiento de las instituciones, la sociedad, la ciudadanía y los puntos de interconexión entre ellos.

Cinco. Nichos sociales
Frente a los efectos de la globalización, los sujetos tienden a aglutinarse al interior de grupos donde se comparte una visión de mundo y, por tanto, generan estrategias para encararlo. Así, en casos, esos grupos se convierten en movimientos sociales que intentan transformar su mundo. Tienen como elemento primordial la búsqueda de una respuesta en base a nuevos códigos simbólicos-culturales, que: i) aglutinan a los sujetos que los componen, ii) les proporciona una narración, iii) es un espacio simbólico para la elaboración de principios y valores que les dan identidad como grupo y iv) les permite la generación de estrategias para enfrentar la realidad social a la que se oponen o rechazan. Se trata, desde luego, de los denominados Nuevos Movimientos Sociales «nms» que implican la pertinencia de replantar problemas como: sistema de representación, democracia, Estado de Derecho, políticas públicas, confianza en las instituciones, participación ciudadana y muchos etcéteras.

Seis. Nms.
Hablar de nms implica encontrarnos frente organizaciones que dan cuenta de movimientos surgidos en el último tercio del siglo xx. Su existencia suele ubicarse, principalmente, como: i) reacción a los problemas originados por los efectos del crecimiento sin atención pertinentemente, ii) una transformación de las sociedades industriales occidentales surgida en paralelo a la reestructuración de las relaciones sociedad, estado y economía, iii) el cambio en los valores y la búsqueda de bienestar no relacionada a factores económicos, iv) reacción contra la modernidad por su carácter alienante y v) respuesta a una crisis cultural que activa movilizaciones con posiciones críticas. Estas construcciones teóricas enunciadas posicionan a los nms como una reacción a la modernidad, desfasando y tensionando la visión de mundo de las instituciones y el no institucional, implicando pérdida de credibilidad. Se vive en una realidad social con políticas públicas y construcciones jurídicas, que evaden la evaluación de los impactos sociales, en cuanto categorías que no generan capitales políticos.

Siete. Resignificación.
Los nms tienen buscan formas organizativas en pos de cambios simbólico-culturales, cambio que implica la necesidad de los sujetos por recuperar su mundo de vida. Esta recuperación, más allá de la obtención de oportunidades políticas o disponibilidad de recursos, se centra en la construcción de sentimientos compartidos, en la búsqueda de auto organización y/o en el respeto a la pluralidad. Se puede afirmar que cuando un movimiento se enfrenta a los aparatos políticos lo hace en nombre de nuevos códigos culturales, como respuesta simbólica Se entra, así, en el campo de lo simbólico y, por ende, de la identidad; conceptos que chocan con la institucionalidad política que se niega a evolucionar respaldándose en constructos legales alejados de la realidad social.

Ocho. Sentido colectivo.
Al interior de los nms se movilizan recursos simbólicos y materiales para llevar a cabo acciones en base a fines establecidos, partiendo del sentido colectivo de una realidad que les parece dislocada. De esta manera, los sujetos son capaces de definir y confrontar su situación con las definiciones situacionales elaboradas desde las instituciones y los conjuntos normativos que les dan vida.

Nueve. Nuevos requerimientos
Nos encontramos ante la necesidad de ejercicios reflexivos que permitan entender una nueva forma de sociedad y, por lo tanto, nuevos requerimientos para la construcción de canales de comunicación que logren la conformación de ordenamientos jurídicos que integren y generen sujetos y actores nuevos.

Diez. El final, el inicio.

Finalmente, más que hablar de la Constitución, es necesario escribir sobre las maneras de entender y conformar la realidad social. Esto obliga a preguntarnos: ¿Constitución para qué y desde dónde? Los constitucionalistas, los especialistas del derecho y los actores sociales en general, deben buscar análisis transdisciplinarios que unan la realidad con la ley, que reconozcan en el derecho la definición de la situación. Al final, “Cuando las personas definen una situación como real, esta será real en sus consecuencias”.

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