Donde viven los idealistas
No creo en las naciones impuestas en la superficie. Dudo de las fronteras impuestas por marcos geográficos. Aborrezco las delimitaciones religiosas. Discrepo que existan confines entintados por los colores de la piel. Condeno los cotos incompatibles de las ideologías. Combato las líneas dispares de la sociedad y celebro cualquier inexistencia de todo lo anterior entre culturas. Acepto los contrastes. Iré más allá: las personas que amo son tan distintas a mí que es la misma incompatibilidad lo que fuerza los lazos. Veo en ello, como los Privilegios de la vista, la única forma de solventar lo que humanamente es posible; como un lugar Donde viven los idealistas.
. Prefiero creer en las naciones que el arte impone para revitalizarse a sí mismo; en las naciones creadas en los sueños de San que se brinda con esos enormes ojos pávidos y entusiastas. Prefiero creer en las risas brindadas y los abrazos sinceros; en los tiempos de lluvia, el sol de la tarde y la sal en la piel de toda mujer; en la música, la pintura, la poesía y todo lo que estremezca verdaderamente. Prefiero creer en el olor del sexo de las amantes, los sonidos del amor, los ojos cerrados que alivian el esfuerzo y los olores que se guardan en las manos; en la esperanza, el rojo, las lágrimas que serán y en Fenix…
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