miércoles, 20 de abril de 2011

[los] Juegos de artificio



[Presentación. Centro de la Gráfica Zacatecana. Zacatecas. Abril 2011]


A noventa años de que la Secretaría de Educación Pública, entonces dirigida por José Vasconcelos, editara por vez primera La Suave Patria, el Centro de la Gráfica de Zacatecas, en proposición homenajeada, extrae una frase de sus líneas para sazonar el cenáculo de más de diez artistas. Las líneas, que entonces Ramón López Velarde trazará, interpelaban a la oscuridad noctámbula de luna llena que aplasta, calladamente, la vida azarosa, la vida estruendosa, la vida oculta del devaneo; del vivir entre las copas, la música y la poesía. La imagen que precede a estos «juegos de artificio» son los de una rana asustada en la noche; colores apenas distinguibles por el detalle contrastante de la luz. Verde. Negro. Blanco. Rojo oculto. Las secuencias que colorean estarán fusionando la prosa y, ahora, las gráficas que nos rodean.

¿Quién, en la noche que asusta a la rana,
no miró, antes de saber del vicio,
del brazo de su novia, la galana
pólvora de los juegos de artificio?

El poema sugiere dos líneas interpretativas reunidas en una semántica. En la primera dice: «Quién / no miró / del brazo de su novia». En la segunda: «[…] en la noche que se asusta la rana / antes de saber del vicio / la galana pólvora de los juegos de artificio». En la tercera se apiñan las asignaturas; la vida pública con la existencia privada y las hazañas íntimas. Es el resumen de la vista que nos seduce en cada propuesta. Los diálogos entre los distintos artistas que se platican con los de enfrente, con los del muro, con las miradas que los recorren al paso de los demás. Son el convencimiento de que contemplar es el esfuerzo mayor de la estética en la pintura, porque exige, sin lugar a dudas, el recurso dialéctico de la hermenéutica, evadiendo la simpleza de la predilección subjetiva. Las composiciones, rubricadas por una noble caterva de artistas que producen en Zacatecas, se distinguen por sus terminados, por la suficiencia en el manejo de las técnicas, por el cuidado de su museografía y por la catadura pensada para la armonía posible. Sin embargo, su fuerte está en el nivel discursivo que es radical en su centro, en sus proposiciones y en sus variaciones. La realización de esta comunidad tiene el conocimiento que producen las emociones cuando son impactadas con los colores y, además, de lo que estos generan en libertad, fuera de los estereotipos «normales» y «realistas». Es un juego autónomo. En un recreo tensiones. Un solaz sin contrastes. Una articulación sin disoluciones.

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