La imposible vida sin literatura
Edgar A. G. Encina
Artículo publicado en el semanario cultural Critica. Forma y Fondo
Amén
de precisarlo, una de las maneras de la enseñanza que anota George Steiner (París; 1929) en sus Lecciones de los maestros (Siruela, 2011) es la que encuentra o que se descubre en
armonía con la recepción. Da y toma. Adolfo Castanón le ha llamado armonía
amorosa («Al
margen de las lecciones de Seiner» en Letras
libres, febrero, 2006).
Da y toma. Adjetivada la frase, quizá, más que poética, melosa pero real y
fructífera y musical. Da y toma.
Esta
semana inicia una serie de charlas a larga distancia. El que redacta, desde
Madrid. El que responde, en México. Esta semana inicia una serie de charlas, el
primero ha de ser Alejandro García Ortega (León; 1959), figura-figurón de la
literatura en Zacatecas que, dispuesto, ha respondido un breve cuestionario y,
ablandado, se descubre en sus cinco títulos para entender el mundo. Esta semana
inicia una serie de charlas, la de ahora con un narrador y biblómano-bibliófilo
por naturaleza, que deja en claro la imposibilidad de vivir sin literatura, de
estar fuera de la literatura.
Quizá
faltó preguntarle por su mayor temor, aunque perder la vista o ver arder la
biblioteca propia, le hagan dudar por una u otra respuesta. Las siguientes
líneas son las palabras de un Lector que se conserva para sí, que desentraña y ve
como conciencia y realidad al lenguaje. Lector mayor, por la altura ética y la vida,
que desde sus lecturas pretexta la ficción como fundamento para la crítica y la
autocrítica. Da y toma.
¿Qué
es la realidad?
Es
una explicación y comprensión de las relaciones entre los seres humanos y los
objetos concretos y abstractos. Si pensamos en una gran cámara que nos dé idea
total del mundo, tendemos a pensar (la imagen del desastre en Matrix) ¿quién la puso ahí de ese modo
específico?, ¿por qué y para qué? y ¿qué significado y sentido tiene la toma
misma? Los objetos, los seres allí están, pero es la relación lo importante y
esto se logra con la comunicación, es decir, con el lenguaje y, por ende, a
través del ejercicio siempre activo y constructivo de la conciencia. Paul
Watzlawick habla de los canales y de los contextos como mecanismos operadores
en donde concuerden lo individual y lo social. Julian Jaynes habla de que la
comprensión es el resultado de un modelo y de los datos que permiten entender
su funcionamiento y habla de los análogos como fuente de explicación.
De
Allí que en principio no haya una realidad, haya muchas realidades y que la
comunicación permite el acuerdo o el desacuerdo sobre la relación entre cosas y
el sentido que de ellas tiene el hombre. Esto permite abusos, porque el acuerdo
no siempre es igualitario, pero de entrada da al hombre la posibilidad de
percibir lo que otros no.
Por
eso el énfasis de los grupos poderosos en construir escenarios o percepciones
en donde se ancle una realidad que la mayoría acepte y que a ellos les
beneficie.
¿La
ficción es parte de la realidad?
Sería
una de las realidades posibles, pero una vez que uno entiende que no hay una
realidad única sino posibles interpretaciones del mundo, de los objetos, de los
seres, encuentra un pleno lugar la ficción; pero a la vez, es posible que la
ficción tenga más características de realidad real que esa realidad real o una
interpretación realista de esa realidad real (o mundo de objetos y seres).
Pienso en el cuento “La tercera expedición” de Ray Bradbury, pese a lo
imposible de su realización en eventos comprobables, el texto se muestra como
rutinario, cercano, posible. Y también es cierto que podemos vivir a costa de
ficciones en donde ese mundo de objetos y convivencia de seres legaliza la
mentira o la hace ley. Los boletines de prensa de las oficinas gubernamentales
suelen hablar de paraísos superiores al Paraíso terrenal de que fueron
expulsados Adán y Eva.
¿Cómo
está presente la realidad en la ficción?
Está
presente a través del lenguaje, a través de referentes cercanos o comprobables
que se tornan diferentes o sea que se transforman. Nosotros siempre partimos de
un mundo real que nos es extrañado en la ficción y en la literatura. Pero tal
vez debí decir que la realidad está presente en la ficción porque es realidad
en sí.
Ya
como texto, la ficción o la literatura entera presenta una modalidad que no
tienen los textos médicos o jurídicos (como ejemplifica Peter M. Hejl): si un
médico escribe en una novela que el personaje x tiene SIDA y eso resulta falso,
tendrá consecuencias en la vida del paciente, en la carrera del médico y podría
tener puniciones legales. Lo mismo sucede con el abogado: una mala defensa
lleva a su cliente a la cárcel. En la literatura todo eso pasa sin que se
pongan en riesgo los personajes pues no van más allá del ámbito de la lectura.
Y lo mismo sucede con lo transgresivo, en la literatura llaman al consciente o
inconsciente a proclamarse sobre el lugar de esas fantasías en su vida.
¿Cómo
observa la academia a la ficción?
Vive
de ella, en el caso de los estudios sobre literatura, pero ella misma es la
ficción de la ficción. En principio surge gracias a la literatura, pero por
momentos quisiera sustituirla, dominarla. En gran parte eso tiene que ver con
las ortodoxias y las heterodoxias y con las intervenciones de otras realidades
como las ideológicas. También por momentos la Academia conserva a la
literatura. Ni modo de negar que tanto Shakespeare, como Cervantes, como
Goethe, como Paz, gozan de una infraestructura material y exegética que les
permite mantenerse en el gusto de cierto público. Tal peso llega a convertirse
en ficticio, porque los lectores entran a los textos abrumados por esos pesos
ajenos a la lectura.
¿Es
la ficción la respuesta a nuestras preguntas?
Es
una respuesta, efectivamente. En el mundo alterno de la literatura que no es la
descripción o la explicación de las cosas que nos rodean, sino que recurren a
la construcción de un mundo parecido sin referentes (aunque ya dije que el
lector hace referencias para meterse al texto) el texto comunica. En la ficción
está la inquietud por el tiempo, por qué el hombre se degrada o pierde energía,
por qué muere. Y lo mismo por qué el hombre encuentra atracción en alguien del
otro sexo o incluso en alguien de su mismo sexo o por qué de pronto monta en
cólera y destruye.
Cinco
títulos para entender la vida
- 1. Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sabato
- 2. Conversación en la catedral de Mario Vargas Llosa
- 3. Cuentos completos de Guy de Maupassant
- 4. Poesía completa de César Vallejo
- 5. Los niños y la muerte de Elisabeth Kübler-Ross