Angel with
trumpet, Century xviii, South of
Germany, Kettererkunst
El arte de la interpretación musical
Cinco temas que explica César Encina
Edgar A. G. Encina
El sonido del clarinete emula al canto
de un ave y al de cien más; su hálito rodea al viento y apenas, casi como el
chocar de las ramas de los árboles, es posible percibirlo. Sin embargo, cuando
él toca solo la sala de conciertos entera parece flotar; liviana por ese sonido
de terca libertad elegante, el clarinete y su intérprete le quitan pesadez al
sonido. Este año he iniciado los cuestionamientos con César Tomás Encina Arroyo
quien, en una extremis sinceridad, se
ha puesto a escribir de la experiencia personal de ser concertista y maestro de
música, de su eterna e inagotable búsqueda por la perfección, de las modas en los
conciertos y en los oídos del que camina con los audífonos por las calles, y
sobre todo ha acentuado el carácter formativo de la música que sensibiliza,
humaniza.
Cesar Encina (Zacatecas; 1973), además de ser docente-investigador
en la Unidad Académica de Música desde 1992, es el
Clarinetista Principal de la Camerata del Estado de Coahuila a la que ingresó en 2000 y, en la ciudad, le hemos podido escuchar Orquesta Filarmónicade Zacatecas (ofilzac) que dirige el maestro Alfonso Vázquez Sosa. Estudió la licenciatura en la
Universidad Autónoma de Zacatecas, aunque ya había iniciado su aprendizaje con
la Banda Sinfónica del Estado,
y tomó cursos de especialización en la Escuela Nacional de Música de México.
César, que en abril de
2013 causó un gran revuelo con la entrevista que le hizo Janea Estrada para el
suplemento cultural «La gualdra» de la Jornada Zacatecas,
tiene una vida trajinada entre dos ciudades y plácida por estar siempre entre
conciertos y sonidos para los oídos educados. y en una batalla que parece nunca
verá el final. Lector, en las siguientes líneas encontrarás las palabras de un
hombre que con tiento opina sobre música y cultura y, al momento, descubrirás reflexiones
que denotan asertividad, sosiego, equilibrio.
· Creatividad musical y creación en la interpretación
Una de las cuestiones que más mencionan,
por lo menos desde hace dos siglos, es acerca de la creatividad o el alma de
hacer música. Si partimos de las dos corrientes estéticas, donde una afirma que
el músico, interprete o ejecutante, debe sujetarse a lo que “diga” la partitura,
sin darse ningún tipo de libertades emocionales ni viscerales, y sólo debe basarse
en las indicaciones del compositor, así como del estilo, siguiendo una línea en
el formalismo musical y no en el idealismo romántico; en este caso la
creatividad pasa a segundo plano, pero creo que no se debe encasillar al intérprete
y mucho menos a la música (arte del tiempo). La creatividad va mas allá de un
alfabeto musical, pues al combinarse ella el lirismo y la intuición, el
ejecutante debe estar consciente de muchos aspectos al momento de hacer música.
Desde que entra a una sala se piensa en la temperatura, la calidez de las
luces, la silla misma, la altura del atril, la humedad o sequedad y, sobre todo,
la acústica. Todo esto es un reto para el ejecutante; dominar y saber manejar
lo anterior es clave para un mejor desarrollo del concierto y la fluidez
creativa en ese único momento.
La preparación
intelectual es de años, no basta cursar las materias institucionales; es
escuchar y escuchar más música, diferentes versiones y conocer las diferentes
épocas, compositores, directores, orquestas, solistas, etc. El estudio de la
historia permite saber y conocer el por qué de las diferentes etapas de la música,
de sus intérpretes, de las obras, ya que todo es un tejido social con fondo
histórico. Todo esto respalda la creatividad y, más que ser un instrumento, el
ejecutante se convierte en parte de ella, pues -me atrevo a decir- la
interpretación se transmuta en una nueva forma de arte. Todas las artes temporales, como la
música, requieren de la interpretación para vivir más allá del instante de su
creación. La obra temporal debe ser confiada a un tipo de grafía que sea capaz
de preservar su imagen, por eso lo que en un principio es una necesidad se
convierte en una forma adicional de arte: el intérprete.
El intérprete necesita y tiene que leer la partitura, lo que
se difumina son los límites prescritos y los personales, pues como parte de
este sutil arte del tiempo, el intérprete siempre está influenciado por su
personalidad, creando y dando vida a la obra. Filósofos y musicólogos de
nuestro siglo refieren a que en la interpretación se encuentra la verdadera
naturaleza de la música y que esta es esencialmente improvisación. La
interpretación-ejecución es un acto creativo de improvisación; ese contacto de
orden casi físico, instintivo con la obra musical, sus pausas, sus flexiones,
el flujo melódico y sus vibraciones, no pueden ser escritas ni expresadas en la
partitura, son hechos por el interprete que los vive física, mental y anímicamente.
La partitura es solo un esquema a seguir para encontrar el equilibrio musical
de la obra que difícilmente se podrían plasmar de manera gráfica, por eso es
tan difícil hablar de creatividad musical.
·
Enseñanza musical, los retos de crear.
Se
pueden tener estudios en pedagogía, pero lo que reafirma la manera de cómo
enseñar música es la experiencia. Las generaciones no son las mismas,
atraviesan por diversos cambios que determinan su proximidad con la música. El alumno
no puede catalogarse sólo por querer estudiar música, lo determinan varios
aspectos como la edad, los motivos, las formas de contacto, nivel socio-cultural
y, sobre todo, las aptitudes. No basta con desear con toda fuerza ser músico
sin las aptitudes para la disciplina. ¿O sí? Aquí entramos en otro dilema de
años “¿el músico nace o se hace?” A mi consideración, el músico “nace” con
aptitudes especiales que le permiten llegar a tener cierto nivel como
ejecutante, con lo cual llegara a tener una vida activa y profesional; “se
hace” cuando cuenta con aptitudes y actitudes suficientes que, mediante el
estudio y la práctica, podrá llegar a ser ejecutante profesional. Pero, estamos
hablando de música, una disciplina que combina tanto líneas metafísicas como
matemáticas a las que el ejecutante debe sumar la propia singularidad en la
expresividad de su intrínseca musicalidad, tema que no todos poseen, que no
todos nacen con ella.
Como docente, busco en primer lugar motivar, pero no sólo a
tener calidad como ejecutantes, también a que tengan los conocimientos humanos
para crecer. Siempre insisto en la lectura, en escuchar música de manera
consciente, a saber y conocer todos los aspectos de este oficio, siempre
buscando calidad y no cantidad. Que sean ellos mismos los jueces de su
desempeño, y que lo hagan consientes de sus habilidades, educación, familia y
más. En la música hay que ser muy riguroso. Las necesidades y exigencias son
diferentes en cada alumno, pues en todos hay variaciones en las metas y logros,
con las que se va bosquejando lo que será su vida musical. Las bases son las
mismas y del dominio individual del instrumento se decide la historia de su
vida.
·
Crisis creativa.
Desde
que se tienen reseñas de las primeras manifestaciones y producciones musicales,
estamos hablando de la época griega, siempre han existido expresiones populares
o no cultas. Dudo que la producción musical pase por una crisis. La música es
reflejo del contexto histórico, siempre ha respondido a híbridos por qué y para
qué, a diferentes necesidades en disparejas etapas históricas cambiantes. El
compositor del siglo xvii obedecía
a un oficio casi de manera servil, en cambio el compositor del siglo xix vivía la música de otra manera, donde
el compositor y ejecutante no eran parte de la servidumbre. Sí hay producción
musical, sin embargo la música contemporánea no es tan popular en las salas de
conciertos que llenan cuando programan a los grandes compositores: Mozart,
Bach, Beethoven, Hayden, Mendelsson, ect., de los que, recordemos, muchos de
ellos no gozaron de reconocimiento en su época, como pasa con la música de
nuestro tiempo. Recalco, el contexto social e histórico determina el
acercamiento y producción musical de las diferentes sociedades.
·
Creatividad o des-creatividad
desde la academia.
Un
tema controversial en el enmarcado de los planes de estudio de nuestro país, es
el lugar que debe de ocupar la enseñanza de la música. Primero, el plan de
estudios que se implementa es una copia o varias copias de planes de estudios
que no corresponden a la idiosincrasia del mexicano, esto ya determina el valor
de las artes y de la música. Las clases de música en las instituciones públicas
y privadas (en su gran mayoría) apenas cumplen con la responsabilidad de
rellenar un horario y como no se tienen planes de estudio a seguir (sólo con
que se cumpla al final de año se pueda interpretar “La oda a la alegría”) los
conocimientos básicos son nulos. Es allí donde se enfatiza el perfil docente
basado en la experiencia y capacidad para identificar posibles aspirantes a
continuar su formación musical en una institución profesional, ya que los
primeros años son determinantes en la consolidación como ejecutante. La música
forma el carácter en el niño, le da un sentido nuevo a la disciplina y
desarrolla sus habilidades intelectuales. Es decir, la educación musical en
nuestro en etapas básicas no sirve de nada si se les entiende como tercer plano
de la educación, por eso no existe un equilibrio en la música popular y de
concierto, por eso no existe educación musical para asistir a la sala de
conciertos, acentuando la premisa de que “la buena música no se hizo para las
masas”, sobre la que se elaboran los planes de estudio en nuestro país.
·
Qué música en México
La
música popular nunca dejará de existir, ni en México ni en ninguna parte del
mundo. Siempre a existido y seguirá sonando, ahora que las maneras son
distintas si se contrasta con otros países occidentales donde los niveles
educativos y de formación permite un acercamiento más “equilibrado” entre estas
las manifestaciones musicales. En México, el que escucha no tiene la suficiente
capacidad de distinguir cuando existe calidad por la falta de educación, y no
sólo hablo de música. Recordemos que la música es el reflejo de las sociedades,
no basta con tener una orquesta con sede en cada capital estatal sin contexto
sociocultural donde la población pueda aprender y valorar la música de
concierto. Todo, hasta siempre, se resume a una sola premisa fundamental: educación.
·
Cinco conciertos que ver en
Youtube para iniciar el año
Dances from Galanta de Zoltán Kodály con
la Orquesta Filarmónica de Berlín y el solo de clarinete de Karl Heinz
Steffens.
«Elpajarillo» por Jordi Savall en el álbum Hesperion xxi.
El llibre vermel de Montserrat dirigido por Jordi Savall
«Quintetopara clarinete Op. 115, 1. Allegro», de Brahams.
«Concierto para piano no.2: Il Andante» de Dimitri Shostakovich.
«Elpajarillo» por Jordi Savall en el álbum Hesperion xxi.
El llibre vermel de Montserrat dirigido por Jordi Savall
«Quintetopara clarinete Op. 115, 1. Allegro», de Brahams.
«Concierto para piano no.2: Il Andante» de Dimitri Shostakovich.