Diablillos
Pintores y Brujas marcadas
Un argumento
para dos notas curiosas
Edgar
A. G. Encina
Este artículo fue publicado en la revista cultural Crítica. Fondo y forma.
diablillo pintor
Con algo de acento guasón, en una nota
periodística de más de dos minutosAtresmedia[www.atresmedia.com] dio a conocer «El
fraude de las pinturas rupestres declaradas Bien de Interés Cultural de Cádiz».
Se trata de unas pinturas ubicadas en lo alto de un pedregal montañoso en Algodonalesque,
en 1985 por su aparente similitud con trazos prehistóricos, fueron nombradas Bien
de Interés Cultural, pero que son obra de un autor contemporáneo.
El principio de la
historia se escribió cuando la Junta de Andalucía [www.juntadeandalucia.es]promovió
el nombramiento,orillado por las conclusiones delsimposio de Altamira en el que un matrimonio de excursionistas llegara
a relacionarsu hallazgo con arte del paleolítico. La trama se ha desvelado 30
años después cuando Manuel Román, vecino del lugar, aseveró que el autor de
aquellos dibujos es Diego Escorza Márquez, «Dieguito», oriundo de allí.
La
reportera corresponsal Elena Álvarezacometió que«…recuerdansubiendo a esta
sierra para pintar a lo largo de este tajo unas doce pinturas de animales o
también de tribus danzando que se asemejan a las pinturas rupestres. Pero, es
que también allá arriba hay dibujos de La
Santa Cena o de unasMeninas. Son
pinturas al óleo, nada qué ver con las prehistóricas. Por eso, aquí… lo tienen
claro. No hay misterio qué resolver. El artista se llama Dieguito…»
Brujas
marcadas
Imposible que no llamara mi atención el título
que The Guardian[www.theguardian.com]
dio a esta información: «Hundredsof
symbols at gorgecould be Britain’sbiggestcollectionofprotectivesigns». Se trata
de una nota que advierte la existencia de marcas apotrópicasenel
desfiladero de piedra caliza deCreswell Crags, en East Midlands, Inglaterra,casadel
Museum&PrehistoricGorge. Home
of the Ice Age Hunter[www.creswell-crags.org.uk].
Tales marcas son letras,
símbolos y patrones que, según expertos, sugieren que «este lugar es la entrada
al “inframundo”» y puestas para alejar los malos espíritus. Se afirma que esos
símbolos tallados están allí para «disuadir influencias dañinas o malignas», coincidentes
con las estampadas en puertas y ventanas de casas e iglesias construidas entre
los siglos xvi y xix, cuando el asunto de la brujería era
de preocupacióngeneral.
Entre
las marcas que sobresalen están «vs»,
«pms» e «is» en referencia a la Virgen María o Virgen de vírgenes, Pace María y Jesús. Estas filigranas
conocidas como «Marcas de brujas»fueron asociadas a la protección, a la manera
de losamuletos, más que a algún símbolo religioso. Lo importante, afirma Ronald
Hutton, es la cantidad,«porque esas marcas pueden encontrarse por toda Gran
Bretaña». Luego de su identificación en octubre pasado, el acceso al público ha
sido limitado, pero está la posibilidad de darse una idea en un video que corre
por redes sociales con el título «Witches’ Marks».
Un argumento
Debí recomendar para esta lecturaescuchar
Boum(Verve, 1959)interpretada
por BlossomDeariey el Agnus Dei(EpicSoundtrax,1967)de Samuel Barber,
porque no encuentro otra forma de caracterizar las distancias entre las
historias de un pueblo que dejó crecer la mentira del arte prehistórico y la
cueva en medio de un bosque de la que pueden entrar o salir entes maléficos. Empero,
ambas informaciones conectan con un ejercicio visual; las pinturas y las marcas
son productos originarios de un individuo y de personas que aluden al gen
original humano. Refieren expertos que los niños de todo el mundo, cuando
todavía su«cultura» no ha permeado, más o menos antes de los tres años, son
idénticos y podemos verlo en sus dibujos, los cuales cambian con el tiempo.
Teniendo en cuenta
esto, en ambos relatos descubro tiempos personales y tribales que exponen momentoscandorosos,
pues cuando la aventuray el pensamiento mágico dominan los cieloses posible hacer
la andanza en el monte apenas con los pinceles a cuestas o al temer la oscuridad
en la cueva descendente. Anécdotas que,entre la
curiosidad, lochispeante y la superstición asoman lo que fuimos, lo que somos.