jueves, 7 de junio de 2012

El suspiro amistoso



El Suspiro Amistoso
Un modelo de la representación del ideal Femenino Decimonónico

Claudia Liliana González Núñez y Edgar A. G. Encina

Pareciera que la sensualidad, el buen gusto y la notoriedad se manifiestan adheridos en la piel descubierta que parte de la angostura delimitada por el cuello, los hombros y el torso. Otros detalles acompañan la tesis como la mirada nostálgica, reflexiva; las manos sosteniendo lo que paree una carta y un velo; el escenario que cobija a la zaga; el aristócrata vestido del que reluce un fistol adherido al pecho, entre los senos. La estampa titulada «Un Suspiro» afirmó Enrique Fernández Ledezma (Pinos, Zacatecas; 1888-1939), en su Historia Crítica de la Tipografía en la Ciudad de México, «refleja los atributos románticos de la época».[1] La lámina, perteneciente a la colección del Presente Amistoso Dedicado a las Señoritas de México, fue elaborada en cobre, con las mejores técnicas, procedimientos y materiales conocidos, tenidos en la época.
Presente Amistoso fue una importante publicación anual editada por Ignacio Cumplido (Nueva Galicia; 1811-1887), que tuvo -puede decirse- dos etapas. La primera, en 1847, suspendida a causa de la intervención estadounidense en el país (1846-48) y de la que resultó sólo un número. La segunda, reanudada con gran éxito en 1851. Los propósitos del órgano, amén de su distribución anual, fueron «…recrear los espíritus, de difundir la instrucción de una manera agradable, y de dar á [sic] conocer los adelantos de la literatura y del arte tipográfico».[2] En el «Prólogo del editor», firmado el diciembre de 1850, dice consagrar su «…obra á [sic] las señoritas, cuanto ella comprende debía serles agradable; y así, mezclando los artículos descriptivos, morales y filosóficos, con los acentos melodiosos de nuestros vates, he creído lograr el objetivo de reunir una colección selecta de escritos».[3]
En «Un Suspiro» se encuentran, además de algunos puntos expuestos antes con brevedad, la influencia y los prejuicios que las modas europeas y norteamericanas ejercieron sobre las nacionales. A pesar del carácter nacionalista de los textos, la reproducción de las imágenes no siempre respondió a ese tenor. Observar, en la litografía, el cuerpo de la mujer dice mucho, por ejemplo los rasgos de la nariz, las cejas, los labios, las mejillas, no son facciones originales de un rostro mestizo, sino peninsular; el tono de la piel simula el color de la porcelana, no el cobrizo o aceitunado más adecuado. Es, sin vacilación, un modelo de la representación del ideal femenino mexicano decimonónico, que el tiempo habrá de modificar, pero en ese momento así fue delineado.
Algunos autores, por su lado, afirman que se trasluce la subordinación de la mujer por el varón.[4]  Un rasgo notorio es la mirada en dirección tenue hacia abajo. Con disimulo, la dama inclina sus ojos y  la colocación del cuerpo y manos, en conjunto suponen cierto acatamiento u obediencia. La idea no carece de valor cuando se alega que quienes editaron, escribieron, imprimieron, dibujaron, son hombres dirigiéndose a la mujer mexicana del siglo XIX, para educarla en los afanes que creían dignos del tema.
Otro factor que no debe soslayarse es que las imágenes aparecen para acompañar el texto, quizá como soporte imaginativo; sin embargo, no demerita su presencia. La aparición de «Un Suspiro» no fue fortunita, pues exhibía el tema nodal en algún artículo. Así, por ejemplo, las litografías de rostros femeninos aparecieron ligadas a ejes capitales como la música, la literatura, el buen comportamiento, la elegancia, el descanso, la lectura… Si bien, los textos escritos fueron el grueso de la publicación los textos imaginados cumplen con un toque, una forma y un diálogo que en considerables incidencias superó en creces su recepción e interpretación.
Si, como se ha dicho, «Un Suspiro» refleja las creencias románticas de la época, digamos que la obra las posee. El tópico es la mujer como el punto de gravedad, pues aunque se alcanza a percibir un fondo, éste queda opacado por la figura femenina, nuestra vista retorna a ella, muy al estilo del romanticismo mexicano, los ojos del artista están anclados en la mujer. Ella es la musa y el objeto de creación. En palabras de Monserrat Galí Boadella «diremos que el romanticismo se vio desde el principio como un movimiento feminizado mientras que la mujer se convertía en uno de sus temas principales».[5] La estampa es la exaltación hacia la belleza de la mujer.
El propio título de la litografía, suspiro, es sugerente. El Romanticismo se  enfoca en  del ideal de mujer que para una época causa ese soplo que sólo los enamorados suscitan. Esa exhalación divina, que ocurre por el desbordado amor, capaz de morir al estilo los poetas. El equilibrio romántico se alcanza cuando el espectador se percata del fondo de la obra: el cielo y el jardín. La representación poderosa de la naturaleza hace posible las imágenes, producto de la nostalgia y la melancolía, escenarios idílicos.
Un último apunte. La imagen que acompaña y motiva el texto es un extraordinario ejemplo del arte litográfico mexicano decimonónico. Aún con el desconocimiento de esta labor-expresión, su presencia en fondos reservados de afamadas bibliotecas y colecciones privadas y públicas le implica como monumentos al arte, del que aún no hemos escrito nada.

[Este articulo fue publicado por el suplemento cultural "La Guadlra" en la página 4 del número 54. http://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/lagualdra11062012op]



[1]      Enrique Fernández Ledezma, Historia Crítica de la Tipografía en la ciudad de México. Impresos del siglo XIX, México, SEP-Ediciones del Palacio de Bellas Artes, 1934-45, p. 104.
[2]     Ignacio Cumplido en «Prólogo del editor» del Presente Amistoso Dedicado a las Señoritas de México, México, 1851, p.ii.
Existe la página web «Revistas Literarias del Siglo XIX» en la que pueden consultarse de/sobre el Presente Amistoso 100 documentos de la edición de 1851. Revísese, pues, para más profundidad: http://www.coleccionesmexicanas.unam.mx/revistas.html.
Está también -recomendable- la edición facsimilar del Presente Amistoso con la «Presentación» de César Macazaga Ordoño, publicada en 1976 por la editorial Cosmos.
[3]     Presente Amistoso…, op.cit. p.ii.
[4]     Cfr. Lourdes Alvarado con «La prensa como alternativa educativa para las mujeres de principios del siglo XIX» en Familia y educación en Iberoamérica de Pilar Gonzalbo, México, El Colegio de México, 2002. Carmen Ramos Escandón con «Género e identidad femenina en El Álbum de la mujer de Concepción Gimeno de Flaquer» en La República de las Letra. Asomos a la cultura escrita del México Decimonónico, Volumen II «Publicaciones Periódicas», México, UNAM, 2005.
[5]     Monserrat Galí Boadella, Historias del Bello Sexo, La introducción del Romanticismo en México, UNAM, México, 2002, p. 27

De las Presentaciones de libros

  Jan Saudek, Marriage presentaciones de libros Notas para un ensayo   Edgar A. G. Encina       No recuerdo donde leí a Mario ...