Tres puntos
suspensivos para que busques una respuesta
Comentarios a Así leo cuando veo de Edgar A. G. Encina
Artículo leído en la Feria del Libro de la Universidad Autónoma de la Ciudad de Méxiconueva época, año 5, número 65, segunda de abril
de 2021, p. 22.
Así
leo cuando veo es un compendio de ensayos que,
pareciera, florecen justo a la mitad de un relato, es decir cuando la historia
ya iba a la mitad de su suceso. Es así porque el autor no busca darle un
sentido o una voz al origen de la fotografía, de la música o de la literatura,
todo lo contrario. La propuesta no es una explicación, es una pregunta «¿puedes
sentirlo?» Pregunta el autor «¿puedes sentirlo, incluso cuando ya ha
ocurrido?».
A
lo largo de estas líneas está la búsqueda y el hallazgo de la belleza artística
que solo podría surgir, si pones atención, en un día cualquiera. Un ejemplo de
esto es el tercer ensayo de este libro, «Spheres para la bella suicida»; donde el
autor te lleva a un recorrido por tu cuerpo para que veas la foto. Primero, de
cerquita. Te pone a David Bowie de fondo, te describe la foto de la chica que
yace muerta. ¿Cómo es que ha muerto?, ¿en qué posición se encuentra?, y, justo
a la mitad de la canción, aleja el lente para preguntarte por el fotógrafo y te
regala tres puntos suspensivos para que busques una respuesta; como dijo el
autor «Hay que escucharla para imaginar».
Entre
las preguntas que se sueltan en estas páginas también se encuentra el consuelo
ante la incertidumbre, la belleza del no saber y solo por un instante sentir;
en el sexto ensayo, El envejecimiento y la inelubilidad del destino. Se habla
del imperturbable tiempo que atraviesa al hombre, nunca al revés. En medio de
esta carrera, el autor nos pone de fondo I need never get old, nos pide
que te detengas, bueno, no que te detengas, pero sí, que alentes el paso para
dejarte sentir la música, para ser parte de ella, así como de la foto que te
describe con un sentido metafórico. Describe una puerta, el marco, la textura,
la postura, la espera, lo que significa la espera, de lo que está afuera, lo
que hay adentro y la relación de esto con la vida misma. Solo para recordarte
que sí, la vida es muy corta, pero también es lo único más largo que vas a
experimentar y, como ya se dijo en el libro «si no lo notaste es porque quizá
ya no estés vivo».
Este
libro es una invitación a la reflexión sensorial, se te pide que te dejes
sumergir por una historia, un sueño, una pequeña suposición a la par de la
música, a veces clásica, a veces moderna; se te pide que mires la foto con ojos
de artista, con ojos de fotógrafo, con ojos de modelo y también de cantante; se
te pide que creas que la foto es más que una imagen, que la música es más que
canción, que lo que está aquí escrito es más que palabras; a cambio de lo que
se te pide, se te ofrecen las deliciosas mieles de lo ordinario, de una vida
reducida a un instante, una nota que se mantiene sostenida, un verbo que podría
dejar de estar pasado.
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