Edgar A. G. Encina
La Orden del
Finnegans se formó bien a bien quién sabe cuándo con el único fin de venerar el
Ulises (1922) de James Joyce (Dublín;
1882-1941) y de paso tomarse
algunas cervezas en el caluroso junio. Lo realizan durante el Bloomsday -que
es, a su vez, la fiesta en torno a Leopoldo Bloom, personaje central de la
novela- en Dublín para leer algunos fragmentos de la novela. Lo que hacen es
sencillo, recorren los lugares o algunos escenarios que la obra refiere como el
pub Finnegans y la Torre Martello y, también, por otros que no pero que ya
estando ahí vale la pena no desperdiciarle, ha dicho algunos de la Orden, y en
algún momento todos al unísono dicen el lema del Finnegans: «Thank you. How
grand we are this morning!».
Lector, si te
interesa el tema te recomiendo Lo
desorden editado por Alfaguara [http://www.alfaguara.com/es/libro/lo-desorden/], La
orden de Finnegans por Alfabia [http://www.edicionesalfabia.com/libros/la-orden-del-finnegans] y el artículo de Vila Matas publicado en El País titulado «La orden de Finnegans» [http://elpais.com/diario/2008/06/22/catalunya/1214096839_850215.html].
Pensando a penas poco más que poco, Marco Flores me ha
pedido que escriba mi recorrido por la ciudad pensando en Ramón López Velarde (Jerez,
Zacatecas; 1888-1921), que no en alguna obra en especial. «Estaría
chingón y así cada año invito a alguien para que haga el suyo», fueron más o
menos sus palabras.
Fui por lo
lógico, por lo básico. El Fondo de Cultura Económica en 1971 llevó a la
imprenta la edición de José Luis Martínez (Atoyac, Jalisco; 1918-2007)
las Obras del poeta y a la fecha van
numerosas reimpresiones. Se considera la mejor y más vasta recopilación de la
escritura de López Velarde. Lo lógico, lo básico es partir de ahí, que recupera
las «Primeras poesías», 1905-1912; La
Sangre devota, 1916; Zobra, 1919;
El son del corazón, 1919-1921, 1932; El minutero, 1916-1921, 1923; Don de febrero y otras crónicas,
1909-1917; la Crítica literaria, 1909-1921; Dos cuentos, 1913-1914; su
Periodismo político, 1909-1913; y las Cartas, 1896-1921.
Teniendo en
cuenta toda la producción López-velardeana,
mi recorrido toma sólo algunos de esos títulos, con un entorno más o menos
mundano y con la lectura al azar de algún poema. Así, aquí mi primer esbozo de
la Orden de la Provincia Revelada o como a Juan José Caldera pudiera
ocurrírsele.
- Partida: hemiciclo a Ramón López Velarde. Donde Sampedro deja un arreglo floral y la Banda del Estado le avienta porras con la marcha de Zacatecas, propongo iniciar por ahí de las 10-11a.m., ir por unas gorditas de las que se ponen cerca y con un jugo de naranja leer -al azar- por esta ocasión «Me estás vedada tú…» de La sangre devota.
- Recorrido 1: habrá que caminar hasta «San Patricio» recorriendo la avenida que nombra al poeta, luego la calle de los consultorios y los médicos, pasando por la insípida fuente de las cuatro farolas y ver de perfil el edificio de Correos de México. Ahí un café según el gusto. Ahí tomar un poco el aliento y hacer tiempo para a las 13-14hrs., leer -al azar- por esta ocasión «Las desterradas» de Zobra y pagar la cuenta.
- Recorrido 2: salir para la Acrópolis parando, obvio, en alguno de esos localillos que venden mezcal. Sólo un trago. En el sitio, teniendo en cuenta el aletargado servicio pedir una torta de lomo y leer -al azar- por esta ocasión «El sueño de los guantes negros» de El son del corazón.
Receso.
- Recorrido 3: La cita es en el observatorio de la Bufa, 7pm. Empieza a refrescar y para volver con buenos bríos he llevado puros. En lo que esperamos que den las 9 de la noche bebemos a escondidas un par de cervezas y nos encaminamos a «Los Dorados de Villa» por unas enchiladas o pozole o pacholes y agua de orchata o jícama y unos buñuelos de comal. A la salida, frente a la plazuela de García leemos -al azar- por esta ocasión «Las santas mujeres» de El minutero.
- Recorrido 4. A camino más o menos pausado vamos a las «15 Letras» y antes del primer trago leemos -al azar- por esta ocasión «Susanita y la cuaresma» de Don de febrero y otras crónicas.
- Recorrido 5: Entrada la madrugada, entrados en tragos, entrados en el frío eterno de la ciudad vamos para la Alameda y, teniendo en cuenta las modificaciones que le hacen, leemos frente a García Salinas el lema de la órden: «En las noches profanas | de novenario (orquestas | difusas, y cohetes | vívidos, y tertulias | de los viejos, y de estrados | de señoritas sobre | la regada banqueta) | hay en tus torres ágiles | una policroma de faroles | de papel, | que simulan | en la tiniebla comarcana un tenue | y vertical incendio», sólo por esta vez, al azar.
Y quizá, porque este año fue de
prueba-efecto, incluiría otra parte del trabajo, pero hoy no que ya me he
agotado.
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