Librerías que cierran
para la documentalia 2018
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Edgar A. G. Encina
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En enero de 2017 publiqué en La
Gualdra un breve artículo que titulé «La Azotea, a la lista de lasdesaparecidas», en el que daba cuenta de la pérdida de aquella librería
regenteada por Uriel Martínez. A un año vuelvo con el tema. Al parecer, ha
cerrado una más. Esta ocasión es una de «Libros usados» que también decía
ofertar «Arte contemporáneo», localizada en el 554 de la avenida Ignacio Rayón,
casi para doblar al callejón Del Triunfo; de paredes blancas y rejas negras,
encontrada casi al llegar al Monumento a los Niños Héroes.
Ignoro si «Rayón 5.5.4» es/era considerado por
la oficialidad de los libreros en la ciudad de Zacatecas, pero lo que parece
seguro es que bastan unos pocos días de frio invernal a finales de año para que
caigan combatientes. Aún, abrigo esperanzas. Quizá estén remodelando o hayan
cambiado de dirección; será cosa de investigar, pero la desolación que dejan
ver sus ventanas no me hace arropar vigorosamente esas ilusiones.
Fui descuidado y ansioso, pues las tres o
cuatro veces que visité la librería jamás intercambié más que el saludo y las
cortesías del pago. De allí me llevé Las
peregrinaciones del deseo (fce, 1987) de Hugo
Gutiérrez Vega (Guadalajara, 1934-2015), Disertaciones
sobre telarañas (fce, 1987) de Hugo
Hiriart (Ciudad de
México, 1942)
y Todos los cuentos (fce, 1993) de Horacio
Quiroga (Uruguay,
1878-1937). No
recuerdo haber pagado por la triada más de trescientos pesos y tengo fresco que
venían envueltos en una bolsa plástica transparente, una de ellas tenía con
marcador negro el precio: $50. El hecho de que estuvieran envueltas en plástico
les dio valor añadido, todavía podía sentirse la presencia del anterior lector;
Disertaciones sobre telarañas parecía
oler a crema de rosas, como las que usan algunas mujeres adultas, y en la
última página de Las peregrinaciones del
deseo venía la nota de tintorería por un saco.
No se trataba,
además, de una librería de viejo. En todo caso era de re-uso, de segunda
vuelta; como las que suelen haber fuera de las universidades y que de vez en
cuando aparece algo interesante. Tampoco era una galería en forma, llegué a descubrir
colgados en la pared tres o cuatro grabados y a un chico que afinaba una
guitarra que parecía heredada. No era una librería de viejo, porque de esas no
hay una en la ciudad. Tampoco era una galería, aunque presumieran de ofertar
arte contemporáneo. Era una librería que podía rascarse, que olía azaleas o
alguna flor que estaba en el pasillo y que luchaba contra ella misma por las
condiciones de su dirección y desaseo en los libreros y el desorden reinante.
Con todo, una menos.
No hay librerías.
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Notas para el seguimiento:
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Notas para el seguimiento:
- «Rayón 5.5.4» fue un proyecto multidisciplinario, según Jánea Estrada, enfocado más a la gráfica, coordinado por Pedro López Recéndez que continúa trabajando en «Gráfica Pentágono» y /o se ha mudado a un pequeño local comercial en el Ramdal (Guadalupe, Zac), cuenta Luisa Vázquez Vera.
- Cerró el 20 de septiembre de 2017.
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