El centro y lo excéntrico son, en definitiva, una convención.
Ya Edward Said demostró que el centro era una invención europea, con intenciones hegemónicas, para imponer a los otros el sistema propio de pensamiento y para diseminar una imagen peyorativa, subalterna del otro.
Hace dos décadas, cuando se acentuaba en la literatura anglosajona la influencia de autores como García Márquez y Juan Rulfo, la academia norteamericana abrazó con entusiasmo la teoría poscolonial y puso de moda el uso de palabras como sub-cultura o cultura subalterna.
En resumen, esa teoría se basa sobre términos binarios como [...] dónde esta lo cercano y dónde lo lejano, qué es lo inferior y qué lo superior, a quién corresponde el domino y a quién la obediencia.
Tomás Eloy Martínez, «La cultura del centro y la cultura excéntrica»
en Revista de la Universidad de México,
Nueva Época, Número 11, Enero 2005, p. 6.
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