[esta obra pertenece a la serie "Estudios de figura", y aparece en el catálogo Una historia reciente. Emilio Carrasco. Pintura y grabado]
«Verdad o consecuencias.
Obra y colección de arte postal» de Emilio Carrasco
Una de las formas de escritura que se dio en la Edad media fue por medio de tablillas cubiertas de cera sobre las cuales se rotulaba con algún instrumento punzante, similar a la gubia, al cuchillo o al buril. La idea era que lo trazado tuviera una permanencia temporal significativa y, al tiempo, pudiera ser modificada, tapada, eliminada o utilizada de nuevo. Así, cuando lo plasmado ya no era útil se tomaba un tipo de espátula caliente para corrérsele por encima a la cera, como hoy hace el corrector sobre la tinta o la goma que borra la línea del lápiz, consiguiendo otra vez una área llana. Esa técnica de limpieza fue llamada tabula raza.
. La tabula raza es una superficie limpia en la cual fue borrada una leyenda, una historia, una cuenta o una imagen y se encuentra presta, como hoja en blanco, para el nuevo importe. Es la superficie limpia que se ofrece para otra anécdota, frase o llamado. Sin embargo, el borrón y cuenta nueva es falaz; no todo es anulado, quedan resquicios, bordes, algunas líneas sutiles que no desaparecen del todo y resurgen con las recientes estrías, para cambiar el sentido, darle otro significado. Nutrir de otras marcas. Luego del primer trazo y su seguida desvanecencia, todo lo que continúa es sólo vestigio sobre el ribete. Rastro que no olvida ni se inhibe. Huella que suma.
. La más reciente exposición de Emilio Carrasco (Ciudad de México, 1957), «Verdad o consecuencias. Obra y colección de arte postal», en el museo «Francisco Goitia», parece emerger de este antiguo acto. Escribe, en la presentación, Lourdes Fava -directora del museo- que la muestra «es una síntesis del enriquecimiento de la obra del autor por conducto de sus viajes, sus experimentos con distintas técnicas y su increíble comunicación a través del arte con la gente y artistas del mundo». Marcas de vida. Señas que se anteponen a otras pistas. Indicios. Tanto la obra como el abstract de la colección de arte postal son tabula rasa que a la mirada curiosa exhiben otros tatuajes superpuestos..
. La exhibición, armada por más de una treintena de grabados y material diverso, es la muestra del poder formal que el maestro Carrasco ha dibujado sobre su tabula rasa. Cada marco va más allá de celebrar la trayectoria de uno de los decanos en la enseñanza de la pintura zacatecana y compartir con Marcel Duchamp los peligros de complacer al público inmediato, «ese que está a tu alrededor y te acepta y te da éxito y todo». Es un borrón que contará para dar inicio a otros proyectos. Metástasis. Casi una obviedad es señalar que «Verdad o consecuencias» es la recuperación de la energía vital del artista: no sólo por una nueva forma de trazar las imágenes que le recurren u ostentar, con brevedad seductora, una enorme colección postal que es, a su vez, un proyecto de vida.
. Las obras son una visualización aparte. Aquellas mujeres bailarinas, juguetonas, seductoras y, hasta, sedientas han sido fragmentadas. Ahora, el cuadro es parte de un enorme rompecabezas. Se complica la lectura, más no se diluye la substancia temática; es metástasis de lo esencial. Ante lo puro del blanco y la arrogancia del negro no sólo descubrimos algunos secretos de la antigua maestría en la gráfica hallamos, a su vez, un baile sinfónico, melodioso, sin estruendos, de ritmos disconformes. Comité de heterogéneos discursos. Voz de distintas lenguas. No sólo es el cuerpo femenino que invita, corre y destruye, también es un discurso zen, una parábola a/de/con signos conocidos que se reinventan y se sobrealimentan de su alrededor. No hay soledad en la sala. Es un baile. Impetuoso. Si prestamos atención quizá alcancemos a escuchar los juegos, los secretos, los susurros que cada cuadro hace de ellos, de nosotros..
. «Verdad o consecuencias» es amenazante. Con ella despierta un viejo enemigo de la anticultura. Con esta exposición reaparecen las ideas de aquella editorial independiente, de la que Zacatecas está urgiendo; de una publicación específica para las artes gráficas, para las verdaderas artes alejadas del humo snob que la ciudad atesora. Como si hubiera trasminado el oriente por su piel, el maestro Carrasco devela sus verdades, arma una estrategia de sísmicas consecuencias. Del ruido enajenante de las grandes ciudades a la metástasis del silencio, pacífico, esclarecedor, relajante. De la bipolaridad colorida, del signo devorante, de las dimensiones que se nos amontonan; quizá en solitario tramen hacerse de nuestro espíritu.
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