lunes, 16 de marzo de 2020

Librerías de bibliófilos (1)


Vestigio de autoria y propiedad
Librerías de bibliófilos


En 1869 la imprenta, ubicada en calle de los Rebeldes número 2, de Ignacio Cumplido (Guadalajara, 1811-1887) publicó el Tratado de la propiedad. Ensayo de un estudio del derecho romano y del derecho público y constitucional en lo relativo a la propiedad de Manuel Payno (CdMx, 1810-1894). En la portada destaca la presentación del autor como Catedrático de Economía en la Escuela de Comercio y una cita a manera de epígrafe de Grandeza y decadencia de los romanos de Montesquieu (Francia, 1689-1755) donde advertía que: «No hay tiranía más cruel que la que se ejerce en un nombre de las leyes y con los colores de la justicia, cuando se va, por decirlo así, á ahogar á los ciudadanos en la misma tabla que se les había dado para su salvación». El libro, de 217 páginas, contiene el prólogo de Guillermo Prieto (CdMx, 1818-1897), advertencia, 29 capítulos y conclusión. Un ejemplar del impreso que se encuentra en resguardo de la Secretaría de Cultura, y ha sido puesto en acceso abierto en la plataforma electrónica Mexicana, lleva la peculiaridad de que, en la página blanca anterior a la titular, fue firmado por Payno y dedicado a Joaquín García Icazbalceta (CdMx, 1825-1894).
Tratado de la propiedad fue escrito con pretensiones didácticas y su valor literario-bibliográfico forma parte, por un lado, de las referencias creativas del escritor y, por el otro, a aspectos contextuales del liberalismo mexicano decimonónico. Para los expertises, su presencia responde a las necesidades prácticas del momento, funciona para leer el periodo histórico y poco más. La obra es posible adquirirla en versión modernizada u original. La primera, con el sello de conaculta, en rústica, en 250 pesos mexicanos, no más de 11 dólares, es el tomo xix de las Obras Completas (2007, 316p.), junto con Convención española y Memoria sobre la convención inglesa, en el que se lee:

En 1869, vio a la luz el Tratado de la propiedad. Ensayo de un estudio del derecho romano y del derecho público y constitucional en la relativo a la propiedad, compendio del desarrollo histórico en Europa de las formas de la propiedad y de las leyes que las regulan, así como apuntes más breves de las formas de propiedad de los aztecas, de la Nueva España y del México independiente temprano.

La segunda, en por lo menos dos librerías de viejo y de bibliófilos. Por una parte, en la Librería de Ocasión muestran disponible la obra en su catálogo exhibiéndola con fotografías del encuadernado con lomo de piel y la hoja de portada, y le atribuyen el costo de ocho mil pesos mexicanos, no más de 400 dólares. Por otra, en Los libros del dr. Sámano la presumen con siete fotografías en las que se observa considerable daño en la esquina derecha de la cubierta, desgaste y descoloramiento en el lomo y páginas, con algo de polvo en los cantos. La curatoría advierte que en las «páginas 56, 57, 58, 62 y 63 [están] con subrayado y anotación a lápiz. De la página guarda hasta la página 23 en la parta inferior hay “galerías”» y en la página titular aparece «Firma y dedicatoria del autor al General Porfirio Díaz». Estas cualidades proveen ejemplaridad al libro que, aunque no provee de mayores aportaciones materiales, tipográficas o artísticas, lo hacen único tazándolo en 25 mil pesos mexicanos, casi 1,100 dólares.
De los ejemplos de disposición sobre un original con más de cien años es posible desligar conceptualmente tres maneras de ejercer el oficio de librero. En el primero, la edición de conaculta presenta una reedición actualizada con introducción de especialistas y es posible adquirirla con cierta facilidad en cadenas de librerías. La segunda, el caso de Librerías de Ocasión es el ejemplo más común para los impresos tipo, conservados, casi sin deterioro y cotizados sólo por su temporalidad con algún añadido, para el caso es el lomo en piel. En el tercero, Los libros del dr. Sámano apuntan a un lector bibliófilo que, más que el documento, está en búsqueda de singularidades, en este caso y a pesar de los daños físicos, la firma y la dedicatoria, son los elementos que sobresalen. El primero apunta a un sector, el lector puro. El segundo y tercero al lector-bibliófilo que se diferencia, fundamentalmente, en el poder adquisitivo.
¿Y, tú, cuánto estás dispuesto a pagar?

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