Si quieres mirar mis cartas
tienes que pagar por ver
Martín contesta sereno
te apostaré mi mujer
tenía una mano segura
sabía que no iba a perder.
Los tigres del norte en «El tahúr»
Sin lectura misógina/feminista
Debí tener no más de ocho años cuando me enfrente a una de las realidades más frías y exactas de la vida. No fue por un discurso de mi padre, los abuelos o el tío sabelotodo. Tampoco mi madre tuvo que ver, ni lo hallé en alguna lectura, menos pude escucharlo de alguna plática de adultos en la calle. Fue en el cine; en una de esas funciones matutinas a las que los padres nos llevaban los domingos; pagaban el ticket, en la entrada daban algunas monedas para caramelos o palomitas de maíz y proporcionaban instrucciones para el comportamiento dentro y fuera. No recuerdo bien a bien la fecha, pero tengo claro que fue antes de cursar el sexto grado de la primaria porque para entonces ya me hacía un experto en el tema. ¶ En 1972, Rodolfo Guzmán Huerta (1917-1984), «Santo, el enmascarado de plata» se enfrentó a las mujeres lobas. Esa épica batalla la llevó al cine con la dirección de Jaime Jiménez Pons y las actuaciones de Rodolfo de Anda, Gloria Mayo, Jorge Rusek [sic], Federico Falcón, Eika Carlson, Nubia Marti y no sé cuántos más. Como en toda la filmoteca del ídolo; apareció con un auto descapotado de dos plazas en colores vivos andando por la ciudad o carreteras a velocidades considerables. No redactaré un abtract; el objetivo dista -además que es parte de la noción popular la anécdota-. Tampoco hablaré de la calidad de los diálogos, del trabajo de imagen, de los efectos visuales, de la moda del tiempo o de la intriga. ¶ Esa película, afirmo en las primeras líneas, me enfrentó a la fría realidad proporcionándome verdades innegables:
Aclaro, el film debí verlo en esas infinitas repeticiones, que fueron más de tres veces entre la matiné escolar y las tenaces duplicaciones en televisión. Aclaro, aumentando la lista, que, en 2012, de ser el primer Senador independiente en la República –electo no por sufragio sino por aclamación popular- llevaré como propuesta de ley que «Santo contra las mujeres lobas» deberá obligarse su reproducción por lo contundente de su enseñanza en las secundarias en la cátedra «Netas, amarguras y arte, a la que Samuel «el perro» Rodríguez propondrá un proyecto nacional –a su tiempo, claro está-.
Tomado, muy probablemente, con un celular, el video presenta más de trescientos mil pájaros reunidos en una hora indeterminada del día. El original dura apenas un minuto, con un cielo de fondo que bien puede ser el amanecer o el atardecer. De fondo se escucha el viento y en ocasiones algunas voces ilegibles. La imagen es una y mil; un baile entre las aves que a nuestra mirada crean formas para incitar la imaginación. Van, suben, parecen olas debajo las nubes; se esparcen, vuelven, bajan; se concentran, se poseen, el arrastre; son monstruos, se dejan, animal marítimo que se presenta multiforme. Hermosa maravilla a nuestros citadinos ojos, es la presencia innata del creador único de mitos que, a la distancia, nos muestra un río, algunos árboles lejanos y lo que puede ser una cabaña… Luego, en otro video se le ve reproducido cinco veces en «T.R.», con la música de Young Believer en «Hollow talk». La sinfonía es un todo diálogo; fusión sincrónica de/entre imagen y sonido.
http://www.youtube.com/watch?v=rAfcBwYuNDU&playnext_from=TL&videos=slUqXvdzyTY
a[u]n[o]écdota
Recuerdo que en alguna ocasión, IvánDTC argüía un cambio de rumbo; dijo que la «comunidad del Fénix» debía transformarse del formato cuadrado en que vivía por uno que fuere más libre –palabras más, palabras menos-. Afirmó, con ese tono que le caracteriza –señalando sin señalar y con la mirada baja-, que había que pensar más en las libertades que se da en las charlas de café que por la «académica» que se tenía. Continúo insistiendo, por lo menos un par de veces más. Sin detallar los pormenores de esa transición, su intención o energía aminoró hasta que luego se transformó en otra más de sus frases célebres, «ideas geniales» en palabras de Miguel, «el gato», Muñoz.
Apunte: estoy seguro que varios individuos pueden sostener estas palabras como verídicas pero, también, traicioneras, pues es de todos sabidos que Iván no usa ese lenguaje y las dobles o terceras intenciones de sus palabras no están retratadas en estas líneas, además que su fraseología es más como la de «el filósofo de Guëmes».
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