Revoluciones
impresas: El linotipo en México
las marcas de la
edición
Edgar A. G. Encina
Una versión de este texto fue publicado en la revista digital QuehacerUAZ
Inicio desde un punto
donde la brújula rota poco. Los inventos y transformaciones se crean y producen
en torno a la relación que establecemos con la palabra, con la excepción de las
iniciativas médicas. Me atrevo a afirmar que las modernidades, desde la
invención de la imprenta hasta los sistemas operativos de nuestros días, abrigan
el reconocimiento de las maneras que tenemos para comunicamos y las formas ideadas
para hacerla eficiente, rápida y concisa. En ese hilo de ideas, un siglo que
tuvo variadas respuestas a cómo nos relacionamos con la palabra fue el siglo xix. Fue la centuria que vio nacer la
luz eléctrica, la máquina de escribir, el fonógrafo, la fotografía, la pluma
estilográfica y el linotipo, por ejemplo. Se trató de un tiempo que comprendió
profundamente que, primero, la máquina no degrada y, segundo, que ésta modifica
la relación con la palabra, trastocando nuestras prácticas sociales públicas y
privadas. De ahí que Blanca Estela Treviño García señalara en Kinetoscopio:las crónicas de Ángel del Campo (unam,
2004) que
los decimonónicos comprendían los inventos como «un dios con universo propio».
Fotografía: Arias trabaja en el linotipo de
un periódicoFuente: Mediateca INAH
Uno
de esos inventos con universo propio fue el linotipo, del que escribe Yolanda
Zamora Casillas en El linotipo llega a México (uam, 2018). Documento fundamentado en las
maneras de la historia cultural, investigado desde la hemerografía y pensado en
revisar los procesos de la industrialización de las artes gráficas nacionales. La
propuesta ve, para comprender mejor la historia de los procesos editoriales, a los
cambios que generan «las innovaciones tecnológicas en los ciclos productivos de
la edición». Desde una visión integral, la autora, observa cómo los periódicos de
este siglo aprovecharon los avances tecnológicos para eficientar producción,
abaratar costos, incrementar el número de tiradas y, sobre todo, entregar un
producto mejor acabado.
Durante más de tres
centurias, sólo existió una manera de componer textos: los tipos móviles de
plomo fundido, inventados por Gutenberg y para imprimir una prensa de vinos
mejorada, que se conoce como prensa platina. Particularmente en la composición
tipográfica, los sistemas artesanales perduraron durante casi todo el siglo xix, por lo que cada letra debía ser
colocada a mano, actividad que suponía que un cajista experto acomodara seis
letras por minuto, aproximadamente el equivalente a una línea en diez minutos y
más o menos media jornada de trabajo por página.
Fotografía: Alicia Ortiz, bailarina
escribiendo en el linotipo de un periódicoFuente: Mediateca INAH
La
revolución que supone el linotipo produjo, además de adelantos en la
composición tipográfica, prosperidad en otros sectores como la industria del
papel y el campo de la publicidad, contribuyendo en la democratización de la
lectura. Zamora Casillas afirma que:
Realizando un
temerario ejercicio de análisis, haría que presuponer que la aparición del
linotipo renovó las prácticas de lectura en el ocaso de la sociedad
decimonónica, pues el lector ilustrado que dominó durante la mayor parte de ese
siglo quedó en un segundo plano para abrir el paso a un público diferente, más
amplio, más heterogéneo, con una mentalidad diferente, o como Reyes Spíndola lo
califica, un público «popular», porque paulatinamente se dedicó a cultivar
nuevos gustos y preferencias
El
arribo del Linotipo a México no fue fortuito, su venida fue precedida por una
historia que se cuenta más o menos así:
* 1827, introducción de
la caja tipográfica por Cornelio C. Sebring
* 1837-38 la empresa de
Miguel González imprime con sus propios cilindros de cola e introdujo,
en el periódico literario Almacén universal, los grabados en madera
* 1845, Ignacio Cumplido
introduce las prensas mecánicas que pueden imprimir mil ejemplares por hora
* 1886, el New York
Tribune instala primer equipo de linotipo que será modelo para México.
* 1899, 3 de septiembre,
El imparcial, diario ilustrado de la mañana da a conocer que «es el
primer periódico latinoamericano que usa los linotipos en su impresión».
* Súmese el apoyo de la
administración de Porfirio Díaz otorgado para que iniciativa privada y gobierno
invirtieran en la adquisición de equipos.
Dos anotaciones se
hacen imprescindibles. Una es física El linotipo es un armatoste potente que «tenía
un peso aproximado de 1 925 libras, ocupaba un espacio de cinco metros
cuadrados y costaba alrededor de siete mil pesos en moneda nacional». Otra, de
mercado. La máquina permitía la reducción de gastos y la mejora de impresión, ya
que el trabajo de cinco operarios lo realizaría uno «lo que significaba una
reducción de costos de casi un cincuenta por ciento y con una mejoría en la
calidad» y velocidad. Reyes Spíndola, primer empresario en traer el linotipo, lo
explicó así:
El trabajo es largo y
pesado, requiere tres operaciones a saber; composición, corrección y
distribución, requiere varios obreros y mucha cantidad de letras. Además ésta
se deforma con la reiterada presión durante el tiro y se hace necesario
remplazarla… Con el linotipo las tres operaciones se hacen por un solo obrero y
simultáneamente, siempre va a la prensa letra flamante, limpia y bien delineada
y con muy pocas letras se hacen impresiones de cualquier magnitud, ahorrándose
tiempo, trabajo y material.
Fotografía: Linotipistas trabajan en la
formación de un periódicoFuente: Mediateca INAH
En
la actualidad las impresiones en linotipo están al punto de la extinción,
aunque existe interés en un sector editorial independiente por rescatar las
formas estético-artísticas que este provee. La presencia del artificio no sólo
revolucionó las maneras de producción y aumento el consumo, al principio de
diarios y después de libros, también transformo nuestra percepción, ahora
acostumbrada a letras legibles e imágenes nítidas.
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