Maria van Oosterwyck, Religious Still Life (detalle), Oil on canvas, 1668.
XXX
Preceptos de
La
biblia de los bibliófilos
(por
Víctor Infante)
(Madrid:
Turpín Editores, 2013)
Primer precepto:
No leer en la cama.
Segundo precepto:
No poner notas marginales, a menos que sea un Coleridge.
Tercer precepto:
No doblar las puntas de las hojas.
Cuarto precepto:
No cortar con negligencia los libros nuevos.
Quinto precepto:
No garabatear vuestro interesante y precioso autógrafo en las páginas de
título.
Sexto precepto:
No
poner en un volumen de un peso, una encuadernación de cien pesos.
Séptimo precepto:
No mojar la punta de los dedos para dar más fácilmente la vuelta a las hojas.
Octavo precepto:
No leer comiendo.
Noveno precepto:
No fiar los libros preciosos a malos encuadernadores.
Décimo precepto:
No
dejar caer sobre el libro las cenizas del cigarro, y aún mejor no fumar leyendo.
Esto perjudica la vista.
Jean-Philippe Delhomme, Stack of Books, Oil on canvas, 23x17cms.
Undécimo precepto:
No arrancar de los libros los grabados antiguos.
Duodécimo precepto:
No colocar vuestros libros sobre el borde exterior o canal, como se hace recurrentemente
cuando se lee y se interrumpe momentáneamente la lectura, en vez de tomarse el
trabajo de cerrar el libro después de haber puesto una señal.
Decimotercer precepto:
No hacer secar hojas de plantas dentro de los libros.
Decimocuarto precepto:
No tener los estantes de las bibliotecas encima de los picos de gas.
Decimoquinto precepto:
No sostener los libros sujetándolos por las tapas.
Decimosexto precepto:
No estornudar sobre las páginas.
Decimoséptimo precepto:
No arrancar las hojas de guarda de las tapas.
Decimoctavo precepto:
No comprar libros sin valor.
Decimonoveno precepto:
No limpiar los libros con trapos sucios.
Sir William Nicholson, Flowers and Books (for Siegfried Sassoon), Oil on canvas, 40x29cms.1929.
Vigésimo precepto:
No tener los libros encerrados en arquillas, escritorios, cómodas, ni armarios:
tienen necesidad de aire.
Vigesimoprimer precepto:
No encuadernar juntos dos libros diferentes.
Vigesimosegundo precepto:
EN NINGÚN CASO sacar las láminas y los mapas de los libros.
Vigesimotercer precepto:
No cortar los libros con horquillas para el cabello.
Vigesimocuarto precepto:
No hacer encuadernar los libros en cuero de Rusia.
Vigesimoquinto precepto:
No emplear los libros para asegurar las sillas o mesas cojas.
Vigesimosexto precepto:
No arrojar los libros a los gatos, ni contra los niños.
Vigesimoséptimo precepto:
No romper los libros abriéndolos enteramente y por fuerza.
Vigesimoctavo precepto:
No leer los libros encuadernados muy cerca del fuego o de la chimenea, ni en la
hamaca ni embarcado.
Vigesimonoveno precepto:
No dejar que los libros tomen humedad.
Jeanneret Roger Constant, Nature morte aux anémones, 1930.
Trigésimo (e
derradeiro) precepto:
No olvidar estos consejos.
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